Estamos en un momento trascendental. De cambios. De miedos. De ganas.
Estamos con las energías bajas y con ganas de llorar. Necesitamos paz mental. Saber hasta cuándo y nada ni nadie nos lo dirá.
Empatizamos más. Salimos menos. Hemos encontrado en nuestro hogar lo que antes no habíamos percibido.
Hemos entrado en la primavera con ganas. Con falta de libertad. Con ideas nuevas. Con lugares que visitar. Cercanos, más de lo que nos imaginamos y que teníamos delante y nunca habíamos visitado.
La prohibición de salir de nuestras comunidades nos ha acercado a ellas. Nos hemos reencontrado con nuestra infancia. Con paisajes que siempre han estado, con vistas, sonrisas, paseos familiares y cercanos.
Todo lo que nos entristece en el fondo debe acercarnos y hacernos reflexionar.
No todo es tan negativo como tenemos en nuestra cabeza.
Reflexionemos.