Alterno la mirada, de los renglones que estoy leyendo, aunque no significa que me esté enterando de mucho, a la estantería que tengo ante mis ojos. Me apasiona tener libros, mi pasión era disponer de mi propia biblioteca. He de decir que lo estoy consiguiendo, por no decir que he conseguido mi sueño, aunque los sigo ampliando, mes a mes. No puedo dejar de comprar libros. A pesar de la extensa lista que tengo de: pendientes de leer. Además, el problema crece con las estaciones del año, porque al ser una lectora estacional, si acaba el verano y no me he leído todos los que tenía pensado para estación, deben esperar al año que viene, ya que en otoño las lecturas varían y bastante y en invierno ya ni os cuento.
La cuestión es que me he desviado, como siempre, como mi mirada. Creo estar pensando en cuál será mi siguiente lectura, de los que estoy ahora mismo mirando. No consigo concentrarme con el que tengo entre las manos, lo cierro y sigo mirando al frente. Me apetece historia. Me apetece cambiar de siglo. En la mayoría de mis lecturas hay un asesinato, una investigación por robo o un espionaje brutal. También me gusta la acción. Leí hace años un libro que se titulaba Una mala decisión de Johnny Hunter y esa brutalidad de libro es de las que marcan. Años después he leído similares, algo así como la trilogía de La novia gitana podrían acercarse a parecerse a Hunter, sin ser para nada igual.
Creo que el otoño es una estación donde más lectores se suman a retomar las historias aparcadas o ni siquiera empezadas. Adoro el otoño y esa sensación de oscuridad que va llegando por las tardes, sin llegar a terminarse muy pronto el día, como en las de invierno, pero amenazando con apagarse si asoma tormenta.
Libros densos. De los que dejan poso. Libros grandes o grandes libros. Ojalá, para las lecturas, todo el año fuera otoño. Ojalá, para la vida, todo el año fuera primavera.
¿Cuál es la estación del año que preferís? ¿Sois lectores estacionales? Sea como sea, leer por favor, leer, porque viajas, vives, sientes, sueñas, renaces y mueres tantas veces como lo hacen los protagonistas.