Escribo, lo borro, no me siento inspirada.
Me miras, sonríes, mi rabia te hace gracia y siento que tu mueres por ese gesto mío, que busca un hueco en esto y nunca llega a nada.
Motivas con besos.
Me miras, sonríes, mi rabia te hace gracia y siento que tu mueres por ese gesto mío, que busca un hueco en esto y nunca llega a nada.
Motivas con besos.
Relajo la mirada y entonces, presiento que ya sale, escribo lo que pienso, lo intento, suscribo lo que siento, y queda tatuado, el verso, la estrofa que dice que te quiero, que a veces nos odiamos y siempre confiamos en que esto será eterno.
Motivas con gestos y eso me hace grande, te gusta, te llega y siento que mi orgullo se engorda a niveles tan inmensos, que me creo ya escritora, famosa, de esas que enamoran y entoces despierto,
¿y si solo fuera un sueño?
No creo, yo creo, lo veo, lo vemos, persisto, escribo y siento que algún día el reto, las ganas, el sueño llega lejos y alguien lo transforma en eso, lo bello de algo que ya gusta, esfuerzo, cariño y ganas de tenerlo.
Alcanzo el cielo.
Mis versos plasmados y siendo analizados.
Mis textos, queridos, los veo deborados por ávidos lectores que buscan el rato, justo el momento de evadirse de todo y ser protagonistas de historias y de cuentos.
Mis cuentos.
Autora: Miriam Giménez Porcel. Para mi colaboración semanal en la página: https://elpoderdelasletras.wordpress.com/