Demasiada sal y poca azúcar.
Hay en esta casa tan revuelta.
Tan sencilla y enquistada de recuerdos.
Muy sútil te das la vuelta.
Sin mirarme ni a la cara,
vas perdiendo tus recursos.
Demasiada sal y poca azúcar.
Repito yo a mis adentros.
En esta casa sin espejos.
Tan cargada de lamentos.
No fue el tiempo el que cerró estancias.
El que corrió el pestillo y abrió la jaula.
No fue eso quien nos hizo correr lejos.
Buscando la luz que jamás hubo dentro.
Fue la ausencia de silencio.
Fue buscarse un refugio.
Huir de esas paredes
de las que jamás se borraría el adn de nuestros juicios.
en cada insulto,
en cada nuevo duelo.
Gritarse todo sin tapujos.
En aquella casa donde siempre faltó paz
y sobró mucha falta de respeto.
By Miriam Giménez Porcel. By: